Josseline Pinto




DESPUÉS DE MÍ, EL SUEÑO

EXPOSICIÓN DE MANUEL CHAVAJAY, CAMILA FERNÁNDEZ, JOSÉ DAVID HERRERA, GABRIELA NOVOA, CHANTAL PEÑALOSA, DANIEL MONROY CUEVAS.
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MANIFESTO-espacio, Ciudad de Guatemala.
14 de Agosto, 2018.






“TARDENOCHE”, José David Herrera 

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DESPUÉS DE MÍ, EL SUEÑO 

Cuando los ojos se enfrentan a una imagen que les emociona, las palabras parecen no salir por la boca sino irse a los dedos, como intentando buscar una salida más directa al mundo real para abrazar esa imagen nueva e inquietante. Ese cosquilleo de las manos y el erizar de la piel que le ocurre al cuerpo, es culpa del encuentro con una imagen poética. Una imagen que parece disfrazarse de algo conocido o de un sueño que pudo haberse tenido, pero que el cuerpo y la imaginación saben que jamás han visto ni experimentado su novedad. Es en este momento en el que la imagen poética cobra vida dentro de los cuerpos y los regenera conmocionados por una nueva configuración de su mundo. Gaston Bachelard dice que “la imagen poética ilumina con tal luz la conciencia que es del todo inútil buscarle antecedentes inconscientes”1. Porque antecedentes descansan expresamente en su propio ser, en la propia imagen que es única y sorprendente por no haber aparecido antes en el mundo real, fuera de la imaginación y la palabra.

Pero, ¿cómo se construye una imagen poética? ¿Qué necesita para existir? ¿Un paisaje que forma sus propias nubes o un cuerpo que forma su propio paisaje? Los videos en esta exposición son espacios ficticios que evocan esos escenarios y desde sus propias narrativas provocan a la imaginación, la ensoñación y la curiosidad atrevesando la poética para soltarse. Todas estas voces conforman una antología de imágenes , algunas acompañados de voz y palabra, y otros con laberintos de significados.

“Después de mí, el sueño”, es también el título de un poema de Paul Eluard2 dividido en 12 estrofas enumeradas, 12 momentos individuales y específicos que forman la gran composición poética, como los trabajaos de esta muestra. Además, la propia imagen del verso, el sueño que deviene del ser, propone metaforizar el proceso mismo de la imaginación onírica. Para que exista el sueño debe existir quien lo sueña, así como para que exista el poema debe existir quien lo escribe. La imagen se complejiza cuando el sueño cobra vida propia y existe también como un individuo, uno que va después de su soñador, uno que lo sobrepasa. Así los videos de esta muestra evocan también sueños, no como ficciones personales en su condición de referencias imaginarias, sino como incidentes catalizadores de la ensoñación y el esplendor que puede acontecer en una imagen poética.

El recorrido inicia con El Rastro de la artista Chantal Peñalosa (Mx). Es una toma estática de un camino marcado en una loma de Tecate, México. El camino comienza en un punto y termina en el mismo, un eterno círculo para recorrer sin sentido. A la pieza la componen tres momentos, el primero donde solo se escuchan los pasos acercándose y aquel quien recorre es un sujeto invisible, tácito, que tal vez es el personaje del poema que le continúa. Finalmente los pasos se vuelven tangibles y una mano juega con la imagen. Esta misma idea de paisaje y cuerpo se contempla en Pulsión de Gabriela Novoa (Sv), un cortometraje de fuerza y sutileza al mismo tiempo. En distintas escenas, el cuerpo femenino se impone en escenarios que le dan la oportunidad de existir en solitario, de volverse un paisaje montañoso y luego una viva llama. La última imagen es la más poderosa, el cuerpo desnudo y frágil que acobija un bloque de hielo rígido en la penumbra de un lugar abandonado.

Filosofía de la tristeza es, por otro lado, un acto vivo y una instalación de video. Camila Fernández (Gt) escribe sobre su pieza: “Agarra fuerte lo que le queda cuando lo pierde todo. Llora sobre la mesa y llora debajo de la mesa. En medio del caos está la mesa”, y el texto sirve de preámbulo para la voz que debajo de la mesa habla-llora con susurros y silencios de por medio. ¿Dónde están las manos sobre la mesa cuándo se agoniza? ¿Dónde están las palabras que sobre la mesa se escriben cuando se llora? Y en la mesa frente a nosotros, ¿qué cabe debajo y encima? La mesa aquí es esa membrana horizontal que separa ambos niveles de acción, el arriba con las manos y el abajo con el llanto. La desesperación y las manos también mueven el diálogo de Dissasembled Horizon del artista Daniel Monroy Cuevas (Mx), en el que el diálogo reflexiona sobre el desconcierto al volar mientras las manos juegan con el modelo de un avión para armar. Es un hecho que los pilotos poseen un manual específico que deben leer cuando se sienten desconcertados en el vuelo, un manual cuya única intención es calmarlos y devolverlos al presente. La voz del video entonces narra esta preparación en situaciones en las que el miedo podría hacer desaparecer el horizonte, mientras las luces que podrían ser una tormenta crean una metáfora de ese vuelo imaginario.

En la siguiente sala, el paisaje y la pintura son las imágenes principales. Manuel Chavajay (Gt) presenta una composición de dos videos que metaforizan escenarios pictóricos. En uno, el lago de Atitlán es un lienzo celeste que es pintado por las cianobacterias que cubren el lago. Pero el primer acercamiento es sin duda un hecho gráfico, un lienzo abstracto que es atravesado por la cámara en movimiento reconfigurando las nuevas manchas de pintura. A su vez, Suut’z se proyecta como un lienzo azul en el que nuevas nubes artificiales aparecen en el cielo creadas por bombas de iglesia, típicas de las celebraciones locales. Nubes, abstracciones, pinturas y paisajes imaginarios son las evocaciones de esta instalación que ve el cielo y el lago como un mismo espejo.
Samalayuca, de Monroy Cuevas, invoca también un paisaje, en este caso las dunas infinitas del desierto de Samalayuca en Chihuahua, México. Atravesando el paisaje aparece una enorme tela negra escoltada por las dunas en una especie de marcha o pasaje fúnebre. Para el artista, es esta una metáfora de la muerte del cine, haciendo alusión al fracaso de la película Dune dirigida por David Lynch en 1984 filmada en el mismo desierto. Esta fue la primera película de Lynch a color, pero fue tal desastre que juró no volver a trabajar con grandes productores como en esa ocasión. La pieza sin embargo, también nos adentra a una metáfora más grande y ese funeral por el desierto podría ser también el funeral de una pintura o una marcha que exhibe una eterna travesía en el que los cuerpos cansados continúan la misión del traslado, dejando las huellas de su recorrido y la imagen de la situación.

Finalmente TARDENOCHE de José David Herrera (Sv) es la puerta de entrada al imaginario poético del artista. Recorriendo un collage de imágenes va la voz de un poeta descifrando su propio guion a cortes e improvisaciones, haciendo conexiones entre la imagen y la palabra, el escenario y el poema, el videoarte, la poesía y el cine.

“Después de mí, el sueño” es un collage de imágenes que contraponen cada uno sus propias narrativas visuales, sus propios imaginarios, sus propios instantes, todos partiendo o creando imágenes que en su lectura pueden invitarnos a la invocación y la ensoñación poética.


Citas Bibliográficas

1. Gaston Bachelard, “La poética de la ensoñación“, México: Fondo de Cultura Económica. Ed. 2da. Reimpresión, 1997.

2. Louis Parrot y Jean Marcenac, “Paul Eluard”, Madrid: Ediciones Júcar, 1973.